Antes de darnos el primer baño oficial, debemos preparar nuestra piscina para el verano. Si hemos realizado un correcto invernaje, tanto la puesta a punto como su mantenimiento serán mucho más sencillos.
Con la llegada del buen tiempo volvemos a darle uso a una piscina condenada a la espera durante todo el invierno. Si hemos sido precavidos, es decir, si hemos preparado la piscina mediante un proceso de invernaje, ponerla en funcionamiento no será nada complicado. Ahorraremos tiempo, esfuerzo y agua.
Si por el contrario, no hemos llevado a cabo esos procesos o, simplemente, estrenamos piscina, debemos ponerla en marcha siguiendo los pasos necesarios que garanticen que funcionará a pleno rendimiento. ¿Qué pasos debemos seguir?
Uno de los primeros pasos será la limpieza profunda de la piscina. Retira las hojas, insectos y otros elementos que puedan alojarse en ella de forma superficial. Para ello puedes utilizar una pértiga telescópica recogehojas. Y para una limpieza al detalle de fondo y paredes, puedes optar por hacerlo de forma manual o de forma automática utilizando un robot limpiafondos como el Dolphin E-10 de Quimicamp.
Debes revisar que tu piscina no tenga ningún desperfecto o avería. Quizá pueda necesitar también algún que otro retoque. Por ejemplo, ¿no va siendo hora de que le devuelvas su color? Existen pinturas especiales para piscina como pueden ser las de la marca Titan, que encontrarás en tu ferretería.
Si no hemos tratado el agua durante el invierno, con la piscina vacía, debemos limpiar el vaso de la misma de materias como algas o cal, por ejemplo.
Antes de poner el equipo de depuración en marcha, debes comprobar el estado de la arena del filtro. Por lo general, es conveniente renovar la arena cada 3 o 4 años. Si las arenas están apelmazadas o llenas de suciedad impedirá que la depuración sea buena. Así, 3 o 4 días antes de empezar a utilizar la piscina, puedes echarle un limpiador desincrustante y algicida para el filtro y las arenas.
Si en vez de arena utilizas tratamientos químicos con sulfato de cobre (como pastillas multiacción), es aconsejable hacerlo cada 2 años. No obstante, cada modelo de filtro necesita un cuidado concreto que debes comprobar en las instrucciones del fabricante.
Una vez comprobado su estado y, dejando pasar unos días, cierra el filtro y realiza unos cuantos enjuagues hasta comprobar que el agua que pasa por él está transparente.
Una vez revisado el filtro, es el turno de la bomba. La bomba es la encargada de mover el agua de la piscina haciendo que pase por el filtro y se depure. ¿Aspira correctamente? ¿Produce burbujas en el filtro?
Ya tienes la piscina casi preparada. Está limpia y la has llenado de agua. El siguiente paso: medir el nivel de pH del agua. Lo mejor es que el nivel esté situado entre el 7,2 y el 7,6. Podemos encontrarla entre el 7 y el 7,4. El nivel también será óptimo. ¿Cómo lo mides? Hazte con un kit de análisis de pH en tu ferretería habitual.
¿Cómo puedes corregir los niveles si no están entre los mencionados? Muy fácil: para corregir hacia abajo, utilizarás un reductor de pH y, para subirlo, un elevador del pH. Si el valor está por debajo, el agua se convierte en ácida. Si está por encima, en alcalina.
Para comprobar que lo has hecho bien, fíjate en el agua. ¿Está transparente? ¡Perfecto! Si no es así y el agua está turbia, puedes utilizar, por ejemplo Quimifloc Ps floculante de Quimicamp.
Después de esto último, aplica un algicida, bactericida y fungicida. Te recomendamos Catigene PS-5 para la desinfección que, además, potencia la acción del cloro.
Y precisamente hablando del cloro. Éste es necesario para eliminar los microorganismos que hay en el agua. Si es necesario, reponlo con un dosificador. Notarás que hace falta cambiarlo cuando el agua se vuelva verdosa.
Con estos pasos, tu piscina ya está preparada para el verano. Ahora bien, no te olvides de realizar un mantenimiento casi diario para asegurar su buen funcionamiento. Con respecto a esto, es muy importante utilizar productos adecuados: la piscina durará más y evitarás problemas de salud por el efecto de bacterias y hongos.